Engañarse

Fecha: 26 de marzo de 2021 Categoría: Atisbos Comentarios: 0
El primer principio es que no se debe intentar engañar a uno mismo, pues tú eres la persona más fácil de engañar. Así lo dijo, más o menos, el gran físico Richard Feynman, el que tocaba percusiones y creaba representaciones gráficas de lo inimaginable.
Tenía razón: nos engañamos con facilidad e insistimos en el engaño, justificando lo injustificable. Por eso dudo de mi cuando me hablo a solas y desconfío de la voz en mi cabeza que me dice que algo está bien o mal, así nada más.
Es mi mente susurrándome que debo aceptar algo o rechazar algo sin pensarlo con cuidado.
Es la voz que me dice que estoy en lo correcto, que soy bueno, que persigo altos objetivos o que soy más listo que los demás.
Casi todo es un ejercicio de persuasión íntimo.
Somos crédulos, casi inocentes, frente a nosotros mismos.
Es un buen método, entonces, dudar de lo que nos decimos, como si estuviéramos dialogando con alguien que miente a cada momento y que además sabe mentir, pues nos dice las cosas con total convencimiento.
Debemos tener la capacidad de atraparnos en la mentira.
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