Obsesión y flojera

Fecha: 1 de julio de 2021 Categoría: Casa de Empeños Comentarios: 0
Cuando alguien defiende con excesiva vehemencia una idea, un punto de vista, una doctrina, una creencia o una perspectiva, no lo considero como un ser de convicciones, un idealista o un soberbio. Ni siquiera, en el peor de los casos, como un fanático.
Para mí es, antes que todo, un flojo, un holgazán, un ser de comodidades: alguien que no quiere pensar un poco más en lo complejo de la realidad y prefiere acomodar su cabeza en una mullida pero estrecha almohada donde nadie vendrá a molestarlo con otros puntos de vista.
Con esa percepción mía sobre la holgazanería mental y las máscaras que adopta, me parece menos agobiante comprender los empecinamientos de los ortodoxos, las insistencias de los obsesivos, los viscerales odios de los fanáticos, la rabia de los intolerantes y hasta los macabros delirios de los fundamentalistas (ésos que quisieran destruir al mundo con tal de lograr el triunfo de su retorcida fe).
No existen complejidades al respecto. Son pura flojera y nada más.
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