Te llamaré Congo

Fecha: 1 de diciembre de 2017 Categoría: Cosa de Ríos Comentarios: 0

Los ríos responden a muchos nombres.
Alguien mira, pregunta y
—si no encuentra respuesta—
ejerce la potestad del bautismo.

Es algo humano…
(«tan demasiado humano»,
insistió Friedrich una tarde fría,
antes de ponerse a desvariar)
…ponerle un nombre a cada retazo del paisaje.
Pero es también tan humano
heredar las referencias,
intentar el predominio del nombre elegido, imponer la palabra.

«Esto que yo miro se llamará así
(aquí se pone el nombre)
pues se me dio autoridad
sobre las cosas y los seres».
Pero esa potestad la reclaman todos
así que
«háganse bolas
por los siglos de los siglos».

El caso es que los nombres cambian
de tramo en tramo
de buche en buche.
Un jirón de agua que aquí se desliza
se llama de otra forma allá abajo
y se le dice distinto allá arriba.

Algunos nombres perduran,
otros se olvidan,
otros más ni siquiera importan.
Los de esta tribu dicen:
«el río se llama así»
Los de aquella dicen que no,
que se llama de otro modo
y el río se vuelve tantos
siendo sólo uno.

¿Al respecto que nos dirá Heráclito?
¿Que eso no importa
pues sólo se le da nombre lo fugitivo?

Pero a los ríos nada les importa
siguen fluyendo,
ineluctables,
Indiferentes,
Incuestionables…
Ajenos a la moral
(Se aparean con otros ríos
compartiendo
—promiscuos—
su lecho de piedra)
Se mantienen al margen
de la opinión de cada cual.

Ayer llovió
en la esquina corre un modesto riachuelo
Apenas unas gotas fugitivas,
deshilvanadas
informes
timoratas.
Recordé la expedición de Tuckey,
el infortunado capitán
muerto al osar el trazo del río Zaire
(Así pronunciaban los portugueses
Nazdi o Nzere,
«El río que se traga a los demás»)
Yo prefiero «Congo»
—dos sílabas bárbaras—
También se le llama Lualaba
al pasar por las cataratas Boyoma
y el lago Malebo,
o los rápidos de Livingstone…
Acumulando voces mientras revienta la jungla.
Y a todo esto…
¿Cómo le dirán al Congo los primates
los reptiles y los pájaros?
¿Que nombre le dará el cruel Picozapato?

Entonces miré al riachuelo
y dije:
(en pleno uso de mi
tan humano derecho)
«Te llamaré Congo»

Lo grité a los cuatro vientos…
unos niños me miraban
con un poco de miedo
(de los locos habrá que apartarse,
los entiendo)
y así te llamarás —insistí—
de aquí en lo sucesivo
pases por donde pases
sin importar el capricho de tu curso
y lo que digan los vecinos.

Congo se llama hasta la fecha
pero sólo es visible cuando llueve..

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