Es un caminar el suyo
con mucho de prohibido
de andar despacio
de avance inevitable.
Sus pasos son deseo
y mi alma puede perderse
entre su ritmo.
Ella es abismo,
quizás,
y aun así quiero caer en peso
hundirme en ella
de perder la entereza
porque una caricia suya
vale la pena
Mirarla así puede ser pecado,
obscenidad,
lascivia.
Pero a ella no le importa.
No siente mi caricia en su piel,
el tacto en su suave superficie.
Mi humedad no permea en sus ondulaciones,
y mi voz no se vuelve eco en sus declives…
Si pudiera escuchar mi gozo íntimo
quizás jamás me lo perdonaría
o quizás sí.
Me miraría con su mirada de halcón,
como mira el cazador a la presa.
Ave de caza
que puede arrebatar
vida y paz
volver efímero tanto
y sigue a la espera de todo
íntimo quebranto.
Simplemente muy Neuridiano. Si me lo permite