De amor y de olvido

Fecha: 26 de mayo de 2020 Categoría: Historias al pasar... Comentarios: 0
Bella película «State of Grace», dirigida por Phil Joanou. La disfruté por primera vez en 1990 o 91. Un elenco impresionante: Sean Penn (todavía con cara de muchacho), Ed Harris, el magnífico Gary Oldman, John Turturro, la siempre hermosa Robin Wright (la recordarán por el personaje de Claire Underwwod, de la serie House of Cards) y muchos más.
 
Por allí aparece, también, Burgess Meredith, recordado por las películas de Rocky y un actor duro, Joe Viterelli, felizmente atrapado en los papeles de mafioso italiano, que le venían de maravilla. La música es del legendario Ennio Morricone, pero aquí no logró algo memorable.
 
Ayer volví a esa magnífica cinta y recordé una frase maravillosa que brota allí. Uno de los protagonistas, Frankie Flannery (Ed Harris), líder de una banda irlandesa, se la dice al joven Terry Noonan (Penn): «ah sí, mujeres, hay que casarse con ellas para olvidarlas».
 
La frase me dejó impactado hace casi treinta años y lo mismo me sucedió ayer. Si se deja de lado el género el mensaje es el mismo: hombres y mujeres recuerdan al primer amor como algo inolvidable, puro, lleno de significado.
 
Se trata de amores fugaces que pocas veces se prolongan en la vida y quedan allí, petrificados, pero siempre evocados.
 
Esos amores resultan casi imposibles: los protagonistas son muy jóvenes y la vida se vuelve complicada. Entonces las parejas se dispersan, dejando en el pasado un amor iniciático que se agiganta con el recuerdo.
 
Pero si las parejas se unen y se conservan el destino es distinto. Algunas veces el amor persiste, pero en otras llegan los problemas, los conflictos, las luchas por cumplir o no cumplir los respectivos destinos.
 
La vida es dura con el amor: la convivencia agrieta las pasiones, se vuelven tan visibles los defectos y muy evidentes los límites personales, hasta que, con los años, se olvida a la pareja que está siempre allí.
 
Por eso cobra sentido aquella frase a la vez irónica y amarga: “hay que casarse con ellas (o con ellos) para olvidarlas (olvidarlos)”.
 
Quizás no siempre sea así, estoy de acuerdo, pero la frase tiene sentido mientras la desgajo en la oscuridad de mi habitación y recuerdo todo lo que alguna vez fue inolvidable.
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