Memoria de la falsa grandeza

Fecha: 10 de junio de 2018 Categoría: La inspiración clásica Comentarios: 0
En la película Alexander (2004), de Oliver Stone (magnífica en tantas cosas, menos en la elección de Colin Farrel como el propio Alejandro), aparece un bello diálogo que brinda muchas reflexiones.
 
Se descubre una conspiración para asesinar al príncipe macedonio (la conspiración de los pajes) en la que resulta implicado Filotas, un compañero de armas de la misma generación de Alejandro e hijo del viejo general llamado Parmenio. Filotas es juzgado por los líderes macedonios, encontrado culpable y condenado a muerte. El infortunado se defiende apelando a su lealtad a lo largo de los años y sus servicios prestados a la causa. En algún momento se dirige al príncipe, pidiéndole que recuerde su importante contribución en diversos hechos de armas. Alejandro lo mira y le responde de forma terrible: “Te recuerdo Filotas, pero no como te recuerdas a ti mismo”.
 
No he encontrado la referencia exacta de esa frase, ni siquiera en los textos más fieles a la biografía de Alejandro, como la Anábasis de Arriano (la propia biografía de Plutarco es posterior y menos exacta), así que quizás sea una invención del guionista, con alguna referencia clásica, pero debe reconocerse que es una frase magnífica, una frase que revela una aguda penetración y que suena como dicha por el propio Alejandro, tan dado a las agudezas.
 
El caso es que ocurre mucho: tendemos a recordar nuestra participación en ciertos hechos como algo sobresaliente y digno, pero los demás pueden ver algo muy distinto. Quizás nuestro desempeño, visto por los otros (incluso por nuestros superiores) sea calificado como algo burdo, deplorable o al menos intrascendente.
 
Para nosotros fue algo digno de memoria, pero puede ser que nadie comparta nuestra opinión. Me ha pasado en muchas ocasiones.
 
Sucede que nuestra memoria es engañosa: parece colocarnos en los grandes acontecimientos, cuando en realidad estuvimos en la periferia.
 
Eso mismo debió pensar el pobre de Filotas. Quizás se sentía pieza vital del engranaje macedonio que conquistó el mundo conocido. Incluso, en su propio registro mental, debió colocarse en un sitio muy cercano a la toma de decisiones del portento que llamaron Magno, cuando en verdad sólo es recordado hasta nuestros días porque fue ejecutado, junto con su padre, por participar en una oscura conspiración sin éxito.
 
Habrá que tener cuidado y no por sentirnos magnos terminemos arrinconados en el olvido, junto con Filotas.
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