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Fecha: 17 de junio de 2010 Categoría: Miniaturas Políticas Comentarios: 0

Caminaba haciendo campaña. Un hombre me esperaba parado en la puerta de su casa. Me sonreía con burla. Me acerqué a él. Le solté mis propuestas. Me respondió con amargura. “Todos son iguales, proponen y no hacen y piensan que somos estúpidos”. Le expliqué que en mi caso no era así, que era mi primera oportunidad electoral pero que tenía algunos buenos resultados en mi paso por otras responsabilidades públicas. Siguió escupiendo adversidad y hasta ciertas ofensas masticadas suavemente. Me di cuenta que tenía mucha frustración acumulada y esperaba descargarla con alguien. Me fui de allí pero siguió mirándome con furia hasta que di la vuelta en la siguiente esquina. Me hice la promesa de jamás votar por él.

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