El pueblo del libro

Fecha: 1 de diciembre de 2017 Categoría: Atisbos Comentarios: 0

Nadie duda del poder intelectual del pueblo judío: su presencia es dominante en la historia de la filosofía, entre los galardonados con el Nobel y en las mejores universidades del mundo. Es fácil descubrir su participación en el mundo científico, artístico, financiero y en los medios de comunicación mas influyentes. Aparecen hasta en extraños y fascinantes capítulos de la historia actual, como la formación de Las Vegas, creada por la fabulosa intuición de un judío carismático y violento, Benjamin Siegel. Alguien dirá que son un pueblo superior, pero como yo no creo en la razas inferiores tampoco creo en las superiores. Pensar así es asemejarse demasiado al nazismo y aberraciones similares. Yo tengo otra teoría: es un pueblo con una historia ligada a la palabra escrita, es decir, al libro. Dice Paul Johnson que son el pueblo que posee el más antiguo registro histórico —es decir, escrito— y eso les permite rastrear sus orígenes hasta épocas muy remotas. Se han encontrado fragmentos bíblicos que tienen origen en el milenio II a. C., e incluso más allá. Es decir, su vocación por la escritura, la reflexión en torno a lo escrito y la propagación de la cultura del libro es la más antigua de la humanidad. No descubrieron los judíos la escritura, quizás, aunque pudo tener origen en los pueblos cananeos que los antecedieron. Pero algo es importante: los pueblos que usaron la escritura por primera vez ya no existen (como los de Mesopotamia y Egipto) mientras que los judíos siguen por aquí, a pesar de todas los horrores que enfrentaron en su azarosa historia. Entonces la cultura escrita puede ser la mejor explicación del fabuloso desarrollo de la inteligencia. Un pueblo que lee, reflexiona y escribe se sitúa en la cúspide de su potencial y lo que es válido para un pueblo lo es también para el individuo.

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