Alguien explora caminos que no llevan
y si llevan lo hacen a ninguna parte.
Rutas sin tránsito
ni huellas por seguir.
Sé que no suena creíble:
todo ya fue pisado por alguien
pero no hay nada que así lo indique,
ni hollados, ni improntas,
pues todo lo que fue
se lo traga lo que llegó después.
Y sigue…
Recodos como los de río,
de ondulaciones desiguales.
Un zig zag desatinado,
de esquinas redondeadas.
Un andar sin directriz,
con pasos que a la distancia
se ven estrafalarios.
A veces un desvío y un desvarío,
que lleva a líneas intransitables,
marcadas en la mente
sin correspondencia en lo real,
que una cosa es imaginar el sendero
y otra dejarlo marcado con el sudor.
Pero después de tanto abrir brecha,
machete en mano,
queda muy poco,
mientras lo espeso cubre las pisadas recién hechas.
Sólo el placer de intentar lo imposible…
De andar a fuerzas por donde no se puede.