Aquella noche que escuché Juliantla

Fecha: 14 de julio de 2015 Categoría: Historias al pasar... Comentarios: 0

Aquel día fui con mi esposa y un grupo de amigas al palenque de la feria de Colima a disfrutar un concierto de Joan Sebastian. Llegamos un poco tarde, el artista cantaba y nos sentamos muy atrás, donde pudimos. El cantante seguía en lo suyo, mientras yo esperaba la única canción que me sabia: Juliantla. Es una bella y sencilla canción, no tan exitosa como otras, pero muy autentica. Recupera esa nostalgia profunda del que quiere regresar y no puede. Cuando estudiaba y trabajaba en el Distrito Federal la escuchaba de repente al pasar y de inmediato surgía en mi un intenso deseo por regresar a Colima. Abajo seguía el concierto y la canción esperada no salía. Joan se despidió, después del «encore» de costumbre, esa comedia del ir y venir hasta que el artista no regresa. La de Juliantla no llegó a pesar de que la pedí con mi resonante voz muchas veces. Estoy seguro que el cantante me escuchó, pero no me hizo caso. Ya tenía enfadadas a las personas que estaban a mi lado. Decidí, un poco en broma y un poco en serio, que no me iría de allí hasta escucharla. El palenque ya estaba casi vacío pero yo seguía allí, con las amigas, gritando a todo pulmón «Juliantla». No crean ustedes que estaba borracho, los que me conocen saben que soy casi abstemio (el «casi» es porque pido una copa de algo o una cerveza y la paladeo durante horas), pero andaba de un animo festivo y simplón, así que seguí gritando «Juliantla, quiero escuchar Juliantla», «Regresa Joan, falta Juliantla». No me di cuenta cuando llegó a mi lado Gustavo Vázquez, quien también estaba por allí con su esposa y un grupo de amigos, entre los que recuerdo a Luis Gaitán. Faltaban muchos años para que fuera gobernador. En ese tiempo era, creo, diputado local. Gustavo había escuchado mis gritos y llegó a saludarme. Me dijo: «Oye Rubén, la de Juliantla la cantó Joan Sebastian al principio, ¿no la escuchaste?» Le respondí que no, que había llegado tarde. Gustavo dijo que me complacería, no quería que me fuera decepcionado, y entonces me cantó allí, en las últimas gradas, la canción completa. Gustavo era muy entusiasta y cantó con alegría, sin música de acompañamiento y como si tuviera a una multitud escuchando. Lo aplaudimos y brindamos. Le di las gracias y salimos juntos por fin del palenque. Alguien le dijo a Gustavo: «Qué bueno que la cantaste, Rubén es tan terco que capaz se queda allí toda la noche esperando a que regrese Joan». Ese día regresé feliz, había logrado escuchar Juliantla, no en la voz del autor pero si en la de Gustavo. Recordé esa pequeña anécdota hoy, mientras leía sobre la muerte de Joan Sebastian. Ya no están él, ni Gustavo, para cantar Juliantla. Quizás algún día (espero falten muchos años) los vuelva a ver en algún concierto. Les contaré esta historia y les pediré que me la canten juntos. Creo que Joan se negará, harto de que todos los de aquel lado le estén pidiendo canciones. Pero estoy seguro que Gustavo volverá a cantármela. Por experiencia propia sé que no se niega a cantar una canción ni deja sin complacer a los amigos. Por cierto, espero que se usen por aquel lado las bebidas. No quiero ser tan abstemio en la otra vida.

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