Leyendo a Carl Sagan descubrí que el cerebro humano contiene alrededor de diez mil millones de elementos conmutadores llamados neuronas. El cerebelo, situado bajo la corteza encefálica, en la parte posterior de la cabeza, contiene otros diez mil millones de neuronas. A su vez, las neuronas poseen entre mil y diez mil sinapsis o puntos de contacto con las neuronas más próximas. Eso implica unos diez billones de bits de información. La cifra total de sinapsis que posee el cerebro humano es difícil de representar matemáticamente y el número de estados mentales o combinaciones de sinapsis se puede calcular en un 2 multiplicado por sí mismo diez billones de veces, es decir, un número mayor al de partículas elementales (protones y electrones) que existen en todo el universo y todo ello sin considerar los llamados «microcircuitos cerebrales», que multiplican los cálculos anteriores. Una vez conocida la información me sentí deprimido. En efecto, esa riqueza cerebral no impide las tonterías en la vida cotidiana y no es válida para evitarnos tantos errores en las decisiones a lo largo de nuestras alocadas -y a veces irracionales- vidas. Mejor ya no leeré a Sagan y seguiré disculpando yerros, los míos y los de mi especie, sin abrumarme con las posibilidades de la cabeza humana. Preferible la humildad y sentirme un poco tonto frente al tamaño de mis absurdos.