De la Fortuna, mientras sé que murió Prince

Fecha: 21 de abril de 2016 Categoría: Historias al pasar... Comentarios: 0

El éxito (el gran éxito, el éxito con mayúsculas) es un fenómeno extraño. No tiene nada que ver con el talento. Exige algo más, quizás el amor de una bella deidad pagana llamada Fortuna. Pero la Fortuna toma muchas formas: existe una Fortuna que ama de forma desmedida, como aman las amantes, consumiendo al «afortunado» y existe una Fortuna que ama con medida, cautelosa, con largos plazos. Bob Kane, el creador de Batman, decía que sostenía un romance apasionado con la Fortuna desde que fue joven. Le creo. Su vida fue un continuo disfrutar del éxito, en contraste con los desafortunados creadores de Superman, por ejemplo. El antropólogo Dùmezill hablaba de otra Fortuna, identificada con la deidad romana Mater Matuta (madre del amanecer), que ama como lo hacen las madres, cuidando que al hijo le vaya bien, pero no demasiado bien, para que tenga una vida larga y feliz y no una existencia llena de vértigo y peligro. En fin, lo cierto es que algunas personas, mujeres u hombres, son afortunadas y otras no tanto. Algunos o algunas, con un mínimo esfuerzo, alcanzan altas dignidades y bellas oportunidades, y otras, a pesar de los empeños y los años, no logran ni siquiera un humilde reconocimiento. La Fortuna existe. Lo reconoció el mismo Maquiavelo, que no era muy dado a lo esotérico y tenía una mente fina y calculadora. Quien lo dude que sea bajo su propio riesgo. Recordé a Fortuna cuando vi la nota de la muerte del artista Prince. Un hombre talentoso, innovador e incluso genial. Tocaba varios instrumentos, tenía una gran proyección escénica, una potente voz y bailaba de forma extraordinaria. Quien lo dude que revise en You Tube algunos de sus conciertos y videoclips. Alcanzó un éxito aceptable, incluso envidiable, pero no logró imponerse frente a la fascinación que despertó un hijo típico de la gran Fortuna: Michael Jackson. Por supuesto, no se le puede negar a Jackson su extraordinario talento, pero ese talento también lo tenía Prince. ¿Cuál fue la diferencia entre ambos? Para mi es un ejemplo clásico de la distribución desigual de la Fortuna entre los seres humanos. Aún considerando a Prince un hombre afortunado en muchos sentidos, Michael era un consentido de la Fortuna. Quizás por eso en todo el mundo, sin importar fronteras, idiomas o clases sociales, se seguirá recordando a Michael y sólo un público conocedor honrará la memoria de Prince. La Fortuna hizo que Prince, el talentoso, naciera en la misma era de Michael Jackson, su consentido. Nada puede hacerse al respecto. Es un asunto de las diosas.

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