Dínamo

Fecha: 23 de junio de 2015 Categoría: Historias al pasar... Comentarios: 0

Ayer salí de mi casa lleno de pensamientos positivos. Me había desvelado la noche anterior leyendo un compendio de frases cargadas de sana emoción, desde Paulo Coelho a Deepak Chopra, y me sentía eufórico, listo para llenarme de energía positiva. Cuando estaba a punto de subirme a mi vehículo sentí que la mañana era tan hermosa y fresca que no valía la pena dilapidarla arriba de un motor de combustión interna y me aventuré a caminar por las calles. Recuerdo que sonreía y saludaba a todo el mundo, aun cuando nadie me respondía y más de alguna señora me veía con ojos entrecerrados, como de sospecha. Incluso di un brinco por allí para tocar la rama alta de un naranjo, como solía hacerlo cuando estaba en secundaria, tan sólo por el placer de mi propia elasticidad. Dos calles adelante me sentí fatigado. Me dolían un poco los pies y sentía engarrotado el muslo derecho. Decidí que el furor podía esperar y tomé un taxi. Eso sí, durante todo el camino fui compartiendo con el estoico taxista el poder del pensamiento positivo para tomar el control de nuestros días. Alcancé a escuchar un suspiro de su parte cuando me dejó en la oficina. Creo, sinceramente, que cambié su vida.

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