El dolor y las letras

Fecha: 20 de abril de 2020 Categoría: Historias al pasar... Comentarios: 0
La Gran Depresión fue una crisis financiera mundial que afectó a todos los sectores de la economía. Duró unos diez años y sus efectos fueron devastadores. Un famoso jugador de billar (Minnesota Fats) dijo alguna vez: «Viajé en limusina cuando los millonarios se tiraban por las ventanas. En 1930 podías pescar a los millonarios con una red». Se refería a que los arruinados se arrojaban desesperados desde los rascacielos del distrito financiero de Manhattan. La imagen podría ser exagerada, pero tenía cierto sustento en la realidad. La anécdota aparece en el libro «Casino, amor y honor en Las Vegas», de Nicholas Pileggi.
 
De hecho, algunos estados norteamericanos (como California) pusieron barreras en sus accesos para impedir que las masas de trabajadores emigrantes llegaran a disputar fuentes de empleo (no eran muros exteriores, ojo, sino interiores, es decir: frente a otros estados norteamericanos).
 
De esos paisajes de agudo desempleo y desesperación económica surgieron algunas grandes obras literarias, como «Las uvas de la ira», de John Steinbeck, la llamada «Trilogía USA», de John Dos Passos (integrada por las obras «El paralelo 42», «1919» y «El gran dinero»), un escritor que ejercería una gran influencia, años después, en los autores latinoamericanos como Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez.
 
La depresión también auspició a escritores como Dashiell Hammet, uno de mis favoritos, autor de la famosa novela negra llamada «El halcón maltés» (aunque prefiero una que se lee poco: «Cosecha Roja»)
 
En ese periodo también podríamos identificar a William Faulkner (autor de «Las palmeras salvajes», «El ruido y la furia», «Santuario», entre muchas más), F. Scott Fitzgerald (sólo leí de él «El gran Gatsby» y «Suave es la noche») y a la famosa Margaret Mitchell, escritora de «Lo que el viento se llevó» (más conocida por su versión cinematográfica, con Vivien Leigh y Clark Gable).
 
En fin, quienes ya leyeron algunas de esas obras sabrán que se trata de una literatura dura, desencantada, pesimista y triste, muy propia de la época, pues las letras son un relejo de la realidad, de lo que el escritor mira y de aquello que los lectores están viviendo.
 
Los momentos que vivimos son duros, Incluso es posible que lleguen a ser más duros que los de la Gran Depresión. No se trata sólo de una circunstancia financiera adversa, sino del asedio de una pandemia aterradora.
 
Ojalá logremos superar este momento tan triste, como también espero que, al menos, algunas expresiones literarias lo cuenten hacia el futuro.
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