Cuando alguien nos mira con objetividad nos sacude. Lo que pensamos de nosotros mismos es puesto a prueba. Nos percatamos de cosas que apenas intuíamos. Me sucedió una vez. Yo me consideraba afable y bondadoso, incluso simpático. En un ejercicio de franqueza algunos observadores me dijeron todo lo contrario. Decidí cambiar, modificarme, reinventarme. Un ejercicio posterior de observación, dotado de la misma franqueza, volvió a sacudirme. Mis esfuerzos habían sido vanos y todo se redujo a un poco de buena disposición anímica. Decidí entonces ser yo mismo sin tapujos ni caretas. Creo que todo cambió para bien. Lo extraño es que ahora nadie se atreve a decirme algo. Es más, ya ni me observan…
Rubén, que interesante reflexión. Saludos
Rubén, que interesante reflexión. Saludos
Amigo, la diferencia es que no hay tiempo para decirtelo. Saludos!!!Me encanta que hayas hecho tu página! Era justo y necesario.
Jajajaja, eso es lo que tu crees.