La suave rutina

Fecha: 24 de octubre de 2016 Categoría: Historias al pasar... Comentarios: 0

Me asombra la capacidad física de las mujeres, sobre todo las que tienen mucho ocultando canas. Voy a un gimnasio al aire libre y las veo, señoras mayores que yo, platicando despreocupadas al tiempo que le dan duro a los aparatos, mientras yo apenas conservo retazos de aliento para decirles «buenos días». En ese rudo espacio me gusta ejercitarme con el remo, en el cual ya alcancé algunos progresos. Incluso me sentí sólido, casi un Schwarzenegger, cuando logré algunas modestas repeticiones después de un mes de constante entrenamiento. Para mi sorpresa una adorable abuelita que llega por allí igualó mi récord en una sentada, sin dejar de reírse mientras comentaba algo con su compañera de al lado. Parecía que estaba jugando baraja o algo así. Pero eso es la segunda humillación. Hace algunas semanas fui a una caminata donde participaron mis hijas. Bueno, era una carrera, pero yo sólo camino y lo hacía en esa ocasión para estar al pendiente de mis pequeñas, es decir, para seguirlas un poco mientras trotan. A medio camino una adorable maestra se emparejó conmigo. Ella es una persona mayor y me pareció estupendo que participara con tanto entusiasmo en la actividad, aunque por un momento pensé que me cambiaría el ritmo y me haría bajar la velocidad. Caminamos un poco juntos, comentando de lo alegre del día, del desempeño de mis hijas y otras cosas. En algún momento me sentí un poco cansado, pero ella seguía platicando con alegría. De repente, como si ya hubiera tenido suficiente, se despidió con amabilidad de mí y apretó el paso con tanta energía que me dejó muy atrás en unas cuantas zancadas. Me dolió el orgullo y quise alcanzarla, pero me fue imposible. Ni siquiera me quedaba el recurso de Madrazo, pues el trayecto era recto y sin posibilidad de atajos. Es algo espeluznante. Tendré que elegir un gimnasio donde no admitan mujeres –y menos de aquéllas mayores de edad– para no sentirme en desventaja.

Compartir en

Deja tu comentario