A las películas inspiradas en los héroes del cómic les llegó la maldición de la manipulación del tiempo. Es algo similar a lo que ocurrió con las revistas originales: el trastorno cobró factura argumental, las líneas se enredaron y las tramas se volvieron tan complejas que alejaron hasta a los fanáticos. Recuerdo que por eso dejé de adquirir los ejemplares de X-Men cuando era adolescente: la manipulación del tiempo llegó a niveles tan absurdos que debieron crearse historias paralelas para dar cauce a todos los caminos embrollados. Surgieron universos paralelos, muchos de ellos irreconciliables, que dejaron inverosímil a la historia original.
Alguien dirá que eso no importa, pues es una fantasía, pero claro que importa: toda fantasía debe fundarse en un eje argumental lógico, pues de otra forma se desmorona y se vuelve un absurdo. Entonces la mente del lector o del espectador la rechaza y se aleja para buscar otras historias. Alfonso Reyes lo dijo una vez en su ensayo sobre los héroes: aún dentro de lo imaginativo hay lugar a distinguir lo auténtico y lo hechizo.
Eso ocurrió ya con el universo cinematográfico de Marvel, lo cual marca en realidad su declive (por desgracia). Uno de los problemas de alterar el tiempo es que todo se vuelve posible y las explicaciones insatisfactorias. Por ejemplo, en Avengers Endgame ―si bien se trata de una estupenda película― los enredijos parecen llevar a callejones sin salida y tenemos que algunos héroes recuperan la existencia perdida gracias a la manipulación del tiempo, pero otros no, simplemente porque ello no es factible para los fines de la trama.
Entonces es válido cambiar algunas partes del pasado para alterar al futuro, pero otras del futuro ya no deben cambiarse, así que se dejan como si no hubiera pasado nada y todo comienza a sonar desprovisto de una lógica interna, como si hubiera que esperar las soluciones mágicas.
En suma, el enredo temporal es algo similar al famoso “Deus ex machina”, es decir, una respuesta desesperada o sacada de la manga, una trampa argumental que termina lastimando la coherencia interna de la obra y desilusionando al espectador.
La desilusión llega porque se juega con la lógica establecida en un inicio, así sea una lógica fantástica.
En fin, fue una buena época para el universo cinematográfico Marvel. La disfruté mucho, pero ya le cayó el telón del tiempo perdido.