Si, de nuevo el Apocalipsis desde mi ventana.

Fecha: 15 de abril de 2020 Categoría: Historias al pasar... Comentarios: 0
Hace unos momentos me desperté por unos gritos. Me asomé. Una pareja deliberaba al interior de un vehículo, acompañando sus razones con alaridos.
 
La diferencia de perspectivas se hizo un poco más aguda y él salió dando un portazo. Caminó hacia la esquina.
 
Ella también salió y comenzó a perseguirlo. Le gritaba de todo: «gusano asqueroso», «rata cobarde», «iguana del drenaje», «cerdo con triquina».
 
Me asombró el florilegio de variadas denostaciones. La dama debía gozar de cierta pasión literaria. Pero lo más asombroso fue que el fulano seguía caminando sin inmutarse, hasta que se perdió en la oscuridad.
 
Ella regresó. El vehículo seguía encendido. Lo pateó un buen rato. Luego lo apagó y arrancó las llaves. Las tiró a un baldío cercano con todas sus fuerzas. Hizo una llamada y se puso a fumar. Quise bajar a pedirle un cigarro, pero me dio miedo que recalara contra mí. Unos momentos después llegó otro vehículo, sin duda un Uber o Chofer Pro y se la llevó a otro destino.
 
Un rato después regresó el fulano. Debió quedarse viendo la escena desde lejos, pues se dirigió con precisión al baldío, escudriñó un rato por allí y salió triunfante con las llaves. Fue al vehículo, revisó las patadas en la puerta, se subió y se fue.
 
Yo regresé a mi cama. De no ser por el maldito virus habrá bajado a ofrecerle un trago. En esos momentos amargos siempre debe manifestarse un poco de solidaridad masculina, pero con la pandemia eso es imposible.
 
Otro día será.
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