A veces se quiere buscar el sentido a todo. Incluso se dice que algo «no tiene sentido» cuando se le descalifica por absurdo o incomprensible. Pero no todo debe tener ese sentido que tanto ambicionamos. Una calle sin sentido evidente, por ejemplo, es que no fue hecha para transitar. Es una calle a donde se llega sin prisa y sin necesidad de buscar una salida de inmediato. Está allí para disfrutarla sin pretender hacer algo. Una calle para vivir. Buscaré esa calle, me instalaré allí y correré a quien llegue intentando darle dirección y propósito. Quizás perder el sentido sea lo más sensato.