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Fecha: 14 de junio de 2010 Categoría: Miniwebstern Comentarios: 0

El caballo es arma y compañía. Lo supe cuando me escondí en el monte. Por muchas horas me escuché a mí mismo. Cuando me harté obligué a mi caballo a escucharme. Con el tiempo supe que entendía cada palabra: movía la cabeza con simpatía cuando le hablaba de la mujer que me hacía soñar y la sacudía con furia, como si una mosca le picara en la oreja, cuando le platicaba de aquellos que me perseguían.

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