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Fecha: 14 de junio de 2010 Categoría: Miniwebstern Comentarios: 0

Tenía su gracia antes de disparar. Era la señal para iniciar la matanza. Agarraba su sombrero y lo giraba lentamente sin desprenderlo de su cabeza. Pero era gracia, no vicio. En una ocasión su adversario, un hombre calculador, quiso sorprenderlo en el momento justo en que lo vio llevándose las manos al sombrero. Calculó mal. El pistolero desenfundó antes y lo acribilló. Todos supimos que cuando se hacía necesario podía prescindir de cualquier señal.

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