A veces le digo que la extraño
pero en realidad me extraño a mí
mientras la miro mirarme
(con sus propios ojos)
cuando bebo su piel con el gotero
(de mis labios)
mientras oprimo su aliento
(exhalación atrapada al vuelo)
cuando me asomo dentro de sí
(como suspendido frente a su piel)
mientras prendo lo que piensa
(inflamándolo sí, pero también aprehendiéndolo)
cuando sonríe con las cosas que digo
(que a veces digo tanto intentando perdurar esa sonrisa)
Me gustaría no extrañar tanto
(no extrañarme, pues)
pero sé que no soy el mismo
cuando la miro
la bebo
la oprimo
la prendo
le digo…
Pero sé que soy más que yo en tal momento
y me extraño cuando estoy lejos de mí,
de lo mejor de mí,
mientras soy el que la contemplo,
y me extraño tanto mirándola,
bebiéndola,
oprimiéndola,
aprehendiéndola
y diciéndole.