Temeroso un pensamiento.
Inoportuna una emoción.
Sospechoso un parpadeo.
Inquietante un recuerdo.
Grosero un bostezo.
Estéril una pasión.
Uno de los problemas de la noche es que a veces no sabe uno qué hacer con ella.
Al descender de una cuesta debe elegirse bien el sendero. Es difícil un bajar seguro, mucho más que un subir intempestivo.
¿Cómo olvidar lo soñado?