Sé de un río que nace de los senos de una tierra generosa y sus aguas saben a nostalgia de la infancia.
Sé de un río que nace de los senos de una tierra generosa y sus aguas saben a nostalgia de la infancia.
Sé de un río que fluye sin sonido, pero al asomarse a sus quedas aguas devuelve imágenes con alaridos.
Un río corre despacio, tanto que aletarga. Cuando quiero dormir, incluso en los momentos de zozobra, me asomo a ese río donde todo fluye con calma y pierdo la razón de la prisa. Pero, si quiero correr, apretar el paso, descomponer al mundo con premura, me alejo de ese río imperturbable, que no quiere darse prisa, que no le importa lo que viene pues a todo sabe llegar siguiendo suave por su cauce.
La mujer grita, el río fluye, la respuesta es el murmullo. Observo sin escuchar al río que grita y a la mujer que murmulla sin respuesta.