Consejos…

Fecha: 28 de mayo de 2020 Categoría: Historias al pasar... Comentarios: 0

Todo consejo es fascista.

La frase es del maestro José Muñoz Cota y pude recuperarla gracias a mi estimado condiscípulo Everardo García Ortiz.

Coincido. Cuando se aconseja se asume una posición de superioridad, de cosa sabida, de predominio.

Es algo difícil de comprender en un primer instante, pues se nos enseña a valorar el consejo como algo dotado de sabiduría. No es así. El que aconseja no es sabio necesariamente, sólo cree serlo y supone, al mismo tiempo, que el otro, el que escucha, es incapaz de tomar sus propias decisiones, de elegir lo prudente entre alternativas, de llegar a las mejores conclusiones.

Entonces, el que aconseja se supone situado en un peldaño superior, mientras le habla en tono condescendiente al otro, al que supone ubicado peldaños abajo.

La psicología coincide con este supuesto: un verdadero psicólogo no aconseja, pues sabe que eso no ayuda al paciente. En lugar de aconsejar el psicólogo ilumina rincones oscuros para que el paciente encuentre sus propias respuestas o brinda el apoyo para transitar por un suelo firme, que evite los resbalones, mientras el paciente busca su propio camino.

El tema es coincidente, también, en las políticas públicas. Si queremos una política exitosa no podemos «pontificar» con ella, pues ello viola el principio de libertad en el pacto social. Por ejemplo, no podemos decir: «tienes que hacer deporte». Eso es un imperativo desagradable, aunque tenga un buen propósito. Lo que debería decirse es: «mira, hacer deporte es muy sano, te sirve mucho en la vida y, si gustas, aquí tenemos estos espacios deportivos para que puedas usarlos». No es lo mismo imponer que invitar.

Cuando «pontificamos» le decimos a los demás lo que «deben» hacer y en realidad los estamos ofendiendo, pues les suponemos abajo de nuestra inteligencia, de nuestra experiencia o de cualquier tipo de engañosa superioridad.

En cambio, el verdadero amigo no aconseja: ofrece ejemplos y alternativas para que el otro decida.

Por eso vuelvo a mi maestro: dar consejos nos acerca a la soberbia, la superioridad y al fascismo. En cambio, compartir ideas, propósitos y experiencias puede ser un ejercicio igualitario.

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