Más terrible lo terrible…

Fecha: 30 de marzo de 2020 Categoría: Historias al pasar... Comentarios: 0

Para algunas personas la realidad es insuficiente. Puede ser una realidad agobiante (como la que brota de la actual pandemia) y aún así no los satisface, así que la disfrazan para volverla algo peor, quizás a la altura de su espíritu enfermizo.

Por ejemplo, en muchos chats de WhatsApp me llega una imagen que parece a primera vista una noticia, donde supuestamente el presidente de Italia, “con lágrimas en los ojos” (para dar un efecto más patético todavía), declara que Italia perdió la batalla contra el coronavirus y que ahora sólo Dios puede ayudarles. Al final, como remate, pide orar. El problema es que es una nota falsa, como lo podrá comprobar cualquiera que decida revisar las noticias por internet.

No es el único caso. También me llegó varias veces un vídeo que alguien tituló de la siguiente forma: Presidentes de las naciones dicen “estamos perdiendo la batalla. Sólo Dios nos puede ayudar”. El problema es que cuando corre el vídeo aparece el presidente de Paraguay dando un mensaje de esperanza, no de desaliento, si bien coloreado con referencias a su Fe.

Entonces ¿cuál es el propósito de falsear información de esta manera?

¿Los que diseñan estas notas falsas piensan que hacen un bien a la humanidad?

¿Los que fabrican mentiras para difundirlas suponen que la realidad, ya de por sí terrible, debe ser peor para que sea más “pedagógica” y aleccionadora?

¿Los que llenan de distorsiones las redes consideran que su Fe se robustece mintiendo para provocar pánico y desesperanza?

¿Sociopatía, fanatismo, mentira patológica?, ¿cuál es la respuesta?

Lo peor es que muchas personas, por esa actitud refleja de creer lo peor y difundirlo sin sentido crítico, se vuelven propagandistas del desastre y agoreros del Apocalipsis.

Difundir contenido sin verificar en nuestras redes hace más daño que beneficio en una circunstancia de por sí terrible.

Es uno de los caminos hacia el mal, no hacia el bien.

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