Todo poder y más el naciente exige de símbolos. El aparato que rodea al poder tiene una misión: persuade aún antes de que pueda sentirse. Avisa antes de golpear. Cuando el poder decrece, sin embargo, sólo queda el símbolo que se vuelve más y más aparatoso. Se vuelve oropel.
Podría ser una fórmula para la comprensión: a mayor poder el simbolismo es equivalente. A menor poder el simbolismo crece intentando mantener las apariencias.