Una palma creció agachada
tan chueca que se inclinaba
y casi el suelo besaba
Le decían “gacha” a la palma
Gacha por inclinada…
Gacha por contra-hecha…
Gacha por encorvada.
Un viento cruel la dobló
sopló tan fuerte una noche
que su tierno tronco torció
pero ella se resistió
y sin voltear al cielo creció.