Lobo hombre en París

Fecha: 7 de julio de 2021 Categoría: Historias al pasar... Comentarios: 0

De muchacho leí un bello cuento, Le Loup-Garou, de un interesante escritor poco conocido en nuestro país, Boris Vian, que además de ser prolífico en las letras fue también un destacado músico, ingeniero y periodista. El cuento es una deliciosa “inversión”, es decir, una historia al revés sobre el mito del hombre-lobo. Es la historia de un lobo llamado Denis que sufre de una apasionada fascinación por los seres humanos, a tal grado que los vigila en secreto y los imita, mientras colecciona todos los accesorios que puede y que encuentra abandonados en los caminos (la condición contaminante de los humanos). Pues bien, un día este lobo es mordido por un brujo, el Mago de Siam, que es un hombre-lobo clásico. Como resultado de esta mordida el lobo Denis se convierte en humano cada luna llena. Eso le permite mezclarse con la sociedad a la que admira y conocer un poco más de la vida mundana de los hombres.

 

La experiencia no es tan grata como podría suponerse, pues Denis comienza a experimentar algunos de los malos ingredientes de la condición humana, tanto en lo físico como en lo espiritual: desdichas, decepciones, una sexualidad conflictiva, pereza y amodorramiento, noches asaltadas por pesadillas, despertares con la boca pastosa, entumecimientos y un cuerpo que se mira muy poco estético al desnudo. Otras emociones son peores, tales como la cólera y el ansia de venganza, que eran impensables en un lobo (o en cualquier animal). La obra, en suma, puede leerse como la ironía de la pureza animal frente a la complejidad y decadencia de lo humano.

 

Cuando escuché por primera vez la canción “Lobo-Hombre en París”, del grupo español llamado La Unión, me di cuenta que estaba inspirada en ese bello cuento de Boris Vian. Es una canción que forma parte de la nostalgia para todas y todos los que fuimos jóvenes en los años ochenta del siglo pasado. En aquella época no pude comprobar que esa historia estaba inspirada en el cuento de Vian, pues no había internet y, además, a nadie le interesaban mis elucubraciones, pero me quedé con esa convicción que pude comprobar años después. Allí estaba todo, incluso el Mago de Siam, la luna llena sobre París, la transformación en hombre del lobo Denis, un sueño de locos, las noches de bares y los sucios hostales.

 

En fin, volver a escuchar esa canción es un deleite y más aún darnos cuenta de que toda gran obra literaria posee una vida propia hacia el futuro.

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