¿Es felicidad la longevidad?
Y con relación al poder: ¿Es feliz la duración en su ejercicio?
Para algunos quizás. No creo que así fuera para el gran Augusto. Su poder, tan magnífico para la historia, duró cuarenta años. Murieron o enfrentaron la amargura del mal camino casi todos los que amó: su sobrino Marcelo, su hijastro Druso, aquellos príncipes niños Gayo y Lucio (nietos y herederos oficiales a la sucesión imperial), así como su coetáneo Agripa y su propia hija, Julia, desterrada del poder y hundida en el desprestigio. Quizás no sea tan bueno vivir tanto ni ejercer por tanto tiempo el dominio.