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Fecha: 17 de junio de 2010 Categoría: Miniaturas de Lectura Comentarios: 0

Un hombre leía en la banca vecina. Parecía disgustado. Lo miré de soslayo con un poco de temor. Algo en él era extraño y su furia crecía. De repente cerró su libro de golpe. Me miró. Pretendí no darme cuenta, pero seguía mirándome, así que también lo miré. Sus ojos estaban enrojecidos, como si estuviera a punto de llorar o de agredirme. Me dijo: “Jamás leas esto”. Se levantó, colocó su libro bajo el brazo y se fue con un sólido zapateo. No me atreví a preguntarle lo que leía.

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