Apuntes de la categoría: Atisbos

14 de julio

Fecha: 1 de diciembre de 2017 Categoría: Atisbos Comentarios: 0

Ayer intenté releer La muerte de Danton de Büchner, pero el día fue tan ajetreado que me fue imposible. Se diluyó en un ir y venir por apremios laborales y otros pendientes. Intenté al menos, al llegar a mi habitación, disfrutar alguna película alusiva: el Danton de Wajda, La noche de Varennes o algo así, que por fortuna tengo a la mano. Imposible. Al llegar cometí el error de encender la pantalla y quedar embobado con un documental que apareció por allí. Desperté al amanecer sin recordar el momento en que cerré los ojos. En fin, no pude celebrar como se debe el 14 de julio. Que me perdonen los clásicos. El día de ayer no fue vivido a plenitud, pero ya vendrán otros 14 de julio.

Mi palabra favorita

Fecha: 1 de diciembre de 2017 Categoría: Atisbos Comentarios: 0

Algunas palabras me gustan más que otras. Me deleito con ellas siempre que puedo y con los años les otorgo nuevas definiciones, muy mías, sin importar lo que opine el diccionario. Santuario, por ejemplo, es para mí «un lugar sagrado que la costumbre preserva entre los bosques o incluso entre las hebras de lo cotidiano. Algunos santuarios brotan en la espesura y otros en el rincón íntimo de la habitación». No es lo mismo para la Real Academia, que lo define como templo, tesoro o parte anterior del tabernáculo. No me importa, para mí sigue como digo y punto. Santuario es también el título de una obra de Faulkner y entonces la defino así: «obra de Faulkner sin el atrofio del mensaje moral. Aquí el mal se muestra desnudo, tanto en las mujeres y los hombres como en la rabiosa e imbécil turbamulta. No es casual que el autor la negara: le salió perfecta». Epifanía es otra palabra que me agrada. Para la citada Real Academia es (de forma precisa, hay que reconocerlo) manifestación, aparición o revelación. También alude a la festividad del 6 de enero, tan bella para mí. Pero decíamos, yo la defino como «el instante climático en que comprendemos que no importa morir mientras nos dejamos llevar, pues lo importante es seguir hasta la exaltación del momento sin el odioso freno de las consecuencias». Tremedal es palabra poco usual de la que también gusto. Significa un terreno pantanoso y cubierto de hierba que tiembla, inestable, cuando caminamos sobre él. Para mí es «la metáfora de todo el suelo que pisamos, pues se mueve aunque lo ignoremos y es imposible la solidez bajo nuestras plantas. Lo que no es tremedal es tan sólo una ilusión de consistencia». En fin, mi propio diccionario tiene muchas líneas. Linaje es, en todo caso, mi palabra grata, ya que de elegir una se trata este apunte. Para la academia es la ascendencia o descendencia de una familia, en especial de la nobleza, así como la clase o condición de una cosa. Para mí, en cambio, es «la capacidad de apropiarnos del pasado personal para ponerlo en riesgo de descalabro en nuestros días. Nada más placentero que arrojar por la ventana todo lo que los antepasados hicieron para emprender cosa distinta y, aún así, intentar regocijarlos con nuestra osadía. En cada linaje atisbo una sucesión de fieros y astutas, que se prolongan hasta una lejana oscuridad donde se pierden los nombres. No importa: algo hicieron bien pues aquí estamos nosotros».

Una modesta aportación

Fecha: 1 de diciembre de 2017 Categoría: Atisbos Comentarios: 0

Es suficiente con inventar que cierta especie es afrodisíaca (toda o en parte) para llevarla a una persecución sin misericordia o incluso condenarla a la extinción. Los impotentes crónicos (de la mente, antes que del cuerpo) exigirán consumir ese producto hasta el delirio, cueste lo que cueste. Así sucede con el rinoceronte (por su cuerno), con el pez totoaba del Golfo de México (por su «buche»), con el llamado «árbol del sexo», Citropsis articulata, pequeño arbusto que crece en las selvas de Uganda (por sus raíces) y, de forma más cercana a nosotros, con la tortuga marina o caguama (por sus huevos). Aprovechando ese impulso insensato de nuestra depredadora especie deberíamos difundir que la basura es afrodisíaca. Así, algunas voluntariosas empresas podrían comprimirla en tabletas para su cómoda deglución y distribuirla a placer entre los desesperados. Habría algunos, incluso, que evitarían el proceso industrial y en un afán ecologista promoverían el consumo directo y natural de la basura, masticándola directamente de los botes frescos, recién salidos de las casas y comercios. Surgirían algunas simpáticas historias, como: «la basura de doña Juana es más efectiva que la de don Tiburcio» o «las bolsas negras preservan mejor las propiedades que las blancas». Otros más desherbarían con diligencia la basura para trenzarla y fumársela con frenesí, en la búsqueda de nuevas sensaciones. En fin, sería creada una cultura del consumo de basura y aliviaríamos un poco a la Tierra de tantos inmundos pero inevitables desechos.

Debería…

Fecha: 1 de diciembre de 2017 Categoría: Atisbos Comentarios: 0

Debería prohibirse la entrada a menores a las películas infantiles…

O al menos organizar funciones sólo para adultos y de esos adultos mudos, que se sientan a comer palomitas y disfrutar de la historia en la pantalla.

También debería prohibirse el doblaje.

También deberían poner funciones toda la noche.

También deberían…

Henestrosa y la mujer que danza

Fecha: 1 de diciembre de 2017 Categoría: Atisbos Comentarios: 0

Veo un documental en el canal 22 sobre Andrés Henestrosa. Alaba a la mujer del Istmo, su belleza, su forma de caminar. Mientras deambula por las calles de Oaxaca chulea a una bailarina ataviada con las galas de su danza y le pide un beso. Ella se acerca y se lo da. No puedo imaginar una imagen más clara del éxito, del gozo de la vida: un beso dado con gusto a un hombre que ya pasaba de los noventa y seguía alabando la belleza de las mujeres de su tierra. Bendito sea. Grata memoria para él.‬ Volveré a leer «Los hombres que dispersó la danza» o algunos de los sabrosos apuntes de su «Alacena de minucias» para rendirle homenaje el día de hoy, nada más por el gusto de recordarlo.