Apuntes de la categoría: Miniwebstern

Miniwebstern del 17 de julio

Fecha: 17 de julio de 2010 Categoría: Miniwebstern Comentarios: 0
  1. La balacera fue terrible. En ésas manda el azar. Cuando miré la plaza al final los tendidos eran los mirones.
  2. La balacera fue cruel. Por las calles polvosas del pueblo corren caballos sin jinete.
  3. Portaba una pistolita que en otras manos hubiera significado poco. En las de él lucía aterradora.
  4. El sol a mis espaldas. Disparos al frente. Ellos responden viendo al sol. Yo los veo a ellos.
  5. Camino con torpeza. Volvo a montar. Sobre 4 patas soy pleno. Algún dios celoso nos separó cuando fuimos perfectos.
  6. Disparos. Emboscada. Respondimos. Oscuridad. Huimos. Al galope sentí soledad. Sobreviví? O acaso soy el muerto?

Miniwebstern del 16 de julio

Fecha: 16 de julio de 2010 Categoría: Miniwebstern Comentarios: 0
  1. No te preocupes por disparar primero, me dijo el viejo. Lo importante no es la rapidez, sino la puntería.
  2. A la hora señalada estaba listo pero nadie respondió al desafío. Existe algo peor que morir en duelo: ser ignorado.

Miniwebstern del 15 de julio

Fecha: 15 de julio de 2010 Categoría: Miniwebstern Comentarios: 0
  1. Disparé dos veces. Una bala dio en el blanco. Busqué la segunda por mucho tiempo: entró limpia en el primer orificio
  2. Los que saben que morirán disparan con soltura y gracia, sin cautela ni miedo. A veces por eso viven.
  3. Mi caballo relincha de placer si le hablo de viejos amores y sacude la cabeza si le platico de quienes me persiguen.
  4. Soñé que la ley me perseguía. Realmente la ley. Un código montaba a caballo y ordenaba detenerme. No le hice caso.
  5. Lo reté a duelo. Salimos a la calle. Nos miramos. Una mujer gritó. Disparamos. Las balas mataron a la mujer. Huimos.
  6. Yo disparo, el otro dispara, disparamos al unísono. Se agotan las balas. Nos mentamos la madre. Nos vamos.
  7. Estoy en un salon texano. Soy un pistolero. Un vaquero me mira con insolencia. Le sostengo la mirada. Es un gay. Huyo…

17

Fecha: 16 de junio de 2010 Categoría: Miniwebstern Comentarios: 0

Se apellidaba Medina, como la ciudad española, pero poco de español quedaba en él. Si acaso un poco de revoltillo en la cara, entre arabesco e indígena, pero poseía algunas cualidades valiosas para la hacienda, entre ellas la mano firme para disparar y la virtud, invaluable, de no temer en los momentos de peligro y no acongojarse cuando le tocaba dar muerte defendiendo la propiedad.

16

Fecha: 16 de junio de 2010 Categoría: Miniwebstern Comentarios: 0

Aquel hombre llegó al pueblo con ganas de matar. Su pretexto era una mujer ajena. Vociferó un rato en la cantina, diciendo a todo el que escuchaba que tendría que matar a Casimiro. Algo inevitable, pues de otra forma la mujer de él no sería suya. Alguien la advirtió a Casimiro, que miró con fría indiferencia al mensajero y siguió trabajando en su carpintería. Como si nada. Otros llegaron y recibieron la misma apatía por respuesta. Más tarde el otro, envalentonado por los tragos y la espera, decidió llegar por su propio pie a la carpintería. Casimiro siguió haciendo ruido a martillazos, pero sin poner mucha fuerza en la faena. El otro gritó algo en la calle. Casimiro siguió en lo suyo, mientras un muchacho que le ayudaba lo miraba aterrorizado. El otro entró. Era el momento. Casimiro interrumpió la faena y puso mirada de sorpresa, quizás con un reflejo de temor en sus ojos acuosos. El otro volvió a gritar con la pistola a la vista, pero sin tocarla. Casimiro calculó rápido. Soltó el martillo, tomó su escopeta y la descargó en la panza del recién llegado que se derramó por el suelo.

Casimiro vivió algunas semanas de engorrosas aclaraciones, pero nadie volvió a molestarlo. Nunca.