Soledad que vuelve a ella

Fecha: 26 de marzo de 2021 Categoría: Historias al pasar..., Sin categoría Comentarios: 0

De vez en cuando me siento un poco solo, no mucho, apenas lo suficiente para darme cuenta, pero vaya que me doy cuenta. No es algo sencillo, ojalá lo fuera pero es complicado interpretar la soledad. No es una cuestión de magnitud: es más bien una percepción de ausencia. Por ejemplo, se puede estar de pie en multitud y seguir a solas. Otros se sienten acompañados cuando nadie queda alrededor y algunos más, los hay, que no les importa una u otra cosa (afortunados los otros y los algunos, pero no estoy entre ellos) Lo cierto es que estar a solas (y sentirse solo) es peor cuando nadie lo sabe, ni siquiera ella y sé que si acaso lo supiera no le importaría. Sé que diría que sí, que claro que le importa, pero sabemos que no es así, pues si acaso le importara entonces no estaría solo, sino con ella y entonces este apunte solitario no tendría sentido. Incluso creo que si le contara que me siento solo apenas reaccionaría: quizás haría un gesto de desdén, una mueca de incomprensión o miraría con una duda despectiva. Es más, ni siquiera levantaría una ceja y después de decir algo, lo que fuera que dijera, sería algo dicho para ella y no para mí y después se olvidaría de todo ―de mí, de la soledad, de su gesto de desdén, de su mueca de incertidumbre y de su mirada cargada de una duda despectiva― para seguir haciendo lo que hacía, algo que nada tendrá que ver con lo que yo decía. Insisto, es algo complicado, pero, a todo esto… ¿Por qué regreso a pensar en ella, cuando es por ella que me siento más solitario que otras veces? Quizás sea porque al pensar en soledad inevitablemente pienso en ella y entonces algo valdrá la pena de sentirse a solas este día.

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